jueves, 10 de marzo de 2016

TECNICAS DE ESTUDIO

TÉCNICAS DE ESTUDIO Las técnicas de estudio son un conjunto ordenado de acciones que realiza el estudiante para lograr comprender y memorizar conceptos, principios o hechos de manera permanente. Tras observar la manera de estudiar de estudiantes que consiguen buenos resultados académicos, se han podido establecer las estrategias más eficaces. El uso habitual de dichas estrategias permite al estudiante no experimentado aprovechar mejor sus recursos intelectuales y, por lo tanto, mejorar sus resultados académicos. El estudio, es una estrategia de aprendizaje esencial dentro del proceso educativo de los jóvenes de nuestros días. Lejos de pasar de moda, es una actividad necesaria para complementar otras actividades de aprendizaje como la elaboración de proyectos, el intercambio y contraste de opiniones o la realización de actividades de aplicación. Estudiar significa relacionar lo nuevo con el conocimiento ya integrado y poder recordarlo en el momento oportuno, es decir, comprenderlo y memorizarlo de manera permanente. Las técnicas de estudio forman parte de las estrategias de aprendizaje que se pueden agrupar en tres grupos: estrategias de organización, estrategias de trabajo en clase y técnicas de estudio y memorización de la información. 1.Las estrategias de organización contribuyen a que haga las cosas que ha de hacer de manera ordenada y eficaz. 2.Las estrategias de trabajo en clase son aquellas que hacen que su trabajo en clase sea más útil. 3.Las técnicas de estudio y memorización de la información tienen por objeto comprender y memorizar conceptos, principios o hechos de manera permanente. Al igual que ocurre con el resto de estrategias de aprendizaje, algunos de nuestros hijos adolescentes necesitan un aprendizaje específico de dichas técnicas para mejorar su eficacia como estudiantes. Otros, en cambio, lo logran solos. Las técnicas de estudio no se pueden aprender como un aprendizaje aislado, sino que su entrenamiento se realizará siguiendo la guía de orientación expuesta a continuación, mientras estudian los contenidos escolares. Estudiar es un proceso que requiere cuatro momentos: 1.Comprensión del texto. 2.Selección y organización de conceptos, de manera que la cantidad de información sea menor y por lo tanto más fácil de aprender. 3.Memorización de los conceptos fundamentales. 4.Evocación de lo estudiado. GUÍA DE ORIENTACIÓN PARA EL ESTUDIO Comprensión del texto: 1.Prelectura. Consiste en realizar una lectura muy rápida de todo lo que se ha de estudiar con el fin de sacar una idea general sobre el contenido del texto. 2.Lectura comprensiva. Se trata de leer despacio procurando entender bien todo lo que explica. Si alguna palabra o expresión no se entiende, se usa el diccionario. Selección y organización de conceptos 1.Subrayar las ideas principales o las palabras clave. Si se ha hecho bien, al leer sólo lo subrayado se podrá entender lo fundamental del texto. Algunos textos ya dan pistas sobre conceptos importantes con letra negrita u otros sistemas. No obstante se tendrán que subrayar algunas palabras o frases más. 2.Resumir el texto. (No se hace si el texto ya está considerablemente resumido). Una buena manera de hacer el resumen consiste en escribir lo importante pero formando frases completas con sentido. Es interesante que en el resumen se subrayen o resalten las palabras clave o conceptos importantes. 3.Confeccionar un esquema. Se trata de presentar las palabras con mayor carga conceptual organizadas formando un esquema de llaves o cuadro sinóptico, por ejemplo. Dicho esquema no ha de ocupar más de una página. Una vez conseguido, dispondrá el estudiante de la información a estudiar reducida a su mínima expresión y que representa, de manera gráfica, las relaciones entre los conceptos. Memorización de los conceptos principales 1.Visualización del esquema. Para memorizar el esquema de llaves elaborado, será necesario mirar con atención durante un tiempo, entre dos y cinco minutos según el tamaño del esquema, presentando atención al número de elementos de cada nivel, a cómo están colocados, a cuantos niveles diferentes hay… Es decir, observando con atención los detalles. Después tapar el esquema e intentar reproducirlo en un papel. Si se reprodujo con éxito pasar a la siguiente fase. En caso contrario, repetir el proceso. 2.Recitación repetida del resumen. Primero hay que dividir el texto del resumen en partes pequeñas para estudiarlas por separado, una detrás de otra. Se puede hacer por preguntas o por párrafos. A continuación se lee tres veces seguidas, oral o silenciosamente, la primera de las partes separadas, tras lo cual se tapará lo leído y se intentará repetir sin mirarlo. Luego hay que comprobar y, si se ha logrado, hacer lo mismo con la segunda parte. Si no, se vuelve a leer tres veces más y otra vez a comprobar. Cuando se hayan aprendido tres partes, conviene volver al principio y comprobar si aún se recuerdan las anteriores. Habrá que releer alguna si se ha olvidado. Después se hará lo mismo cada tres partes estudiadas. 3.Repaso. Lo que se ha aprendido un día no servirá apenas si no se repasa al día siguiente, otra vez pasados cinco o seis días, luego una vez por semana y, finalmente, el día antes del examen. REPASAR consiste en hacer una lectura rápida y después ir comprobando por partes si se sabe repetir bien el texto estudiado. Si algo se ha olvidado, se vuelve a estudiar como se indica en los puntos 6 y 7. Evocación de lo estudiado Realización de exámenes. Con frecuencia la manera de demostrar que se ha aprendido algo es a través de exámenes. Normalmente, si se ha estudiado de forma adecuada no suelen presentar demasiados problemas, aunque vale la pena tomar ciertas precauciones: ◾Leer con atención las preguntas para comprenderlas bien. ◾Intentar situar mentalmente los conceptos que nos piden en el esquema que hemos elaborado. ◾Procurar contestar con frases bien construidas y comprensibles. ◾Además hay que explicar las palabras técnicas que uses y, si es pertinente, poner ejemplos. Es bueno pensar que lo explicas para una persona que viene de otro planeta y no sabe nada. Es un error pensar que el profesor ya sabe de que va. ◾Usar todo el tiempo disponible y emplear el que sobre en repasar. ◾Presentar el examen de forma esmerada: con buena letra, limpio, sin tachaduras, con márgenes y usando regla para subrayar los enunciados o conceptos importantes. Aunque resulta evidente, quiero hacer notar que el estudio no es algo que debe hacerse un día o dos antes de un examen, sino que es una actividad que hay que ir realizando a medida que se va trabajando en clase Es posible que alguna de las actividades propuestas en la guía de orientación, como hacer un esquema, presenten al principio una cierta dificultad. No obstante vale la pena seguir practicando y, si es preciso, consultar algún otro artículo sobre esquemas o resúmenes o algún libro. ¿Por qué unos estudiantes sacan buenas notas y otros no? Algunos responderán que se debe a las diferencias de inteligencia. Pero nos encontramos con chicos muy inteligentes que suspenden repetidamente, porque no dedican el tiempo necesario a sus tareas, o porque no tienen interés por el estudio o porque no saben estudiar. La inteligencia sola no garantiza el éxito en los estudios. Pero, ¿qué es estudiar? Para algunos alumnos la vida de estudiante consiste en estar matriculado en un colegio y asistir a unas clases. Pero estudiar es algo más, es aprender una serie de conocimientos ejercitando la inteligencia, la memoria la voluntad, la capacidad de análisis, de síntesis, de relación, etc. En el diccionario encontramos que estudiar es “ejercitar el entendimiento para alcanzar o comprender una cosa”. Para hacer bien el estudio, lo mismo que para realizar bien cualquier trabajo hacen falta tres cosas: poder, querer y saber hacer ese trabajo o estudio. Poder estudiar es tener inteligencia y el resto de las facultades humanas Es indudable que la inteligencia se relaciona mucho con el éxito escolar. En igualdad de condiciones un alumno “inteligente” obtiene mejores notas que sus compañeros. El querer estudiar es tener el deseo y la determinación de adquirir unos conocimientos. Hay estudiantes que con una inteligencia normal consiguen buenos resultados a base de esfuerzo personal y dedicar el tiempo necesario. Tan importante o más que la inteligencia es la motivación o el querer estudiar.. Muchos alumnos fracasan no por falta de inteligencia sino por desinterés, por apatía, por dejar el trabajo para el último momento, es decir, por falta de motivación. El saber estudiar es el tercer factor importante para alcanzar buenos rendimientos. Puede ocurrir que un alumno tenga la inteligencia suficiente y dedique bastante tiempo al estudio, pero los resultados son bajos e incluso fracasa. Probablemente se debe a que emplea unas malas técnicas de estudio. De ahí el desfase entre trabajo y rendimiento. Además de estos factores importantes hay otros a tener en cuenta como el tener los conocimientos previos bien asimilados, dedicar el tiempo suficiente al estudio y utilizar los instrumentos adecuados, como libros de texto, diccionarios, atlas, etc. Podemos hacer poco para mejorar la inteligencia, pero sí podemos mejorar la motivación y sobre todo las técnicas de estudio. Hay unas técnicas generales que han sido contrastadas por la experiencia o por los conocimientos teóricos y experimentales de la Pedagogía y la Psicología. Las técnicas de estudio son un conjunto de acciones y estrategias que realiza el estudiante para comprender y memorizar conceptos y contenidos de las diversas asignaturas. Estas acciones y estrategias son las que suelen utilizar los alumnos que consiguen buenos resultados académicos. Algunos chicos suelen objetar que ya tienen su sistema de estudio y no necesitan otro. A veces comparo la actividad del estudio con la forma de escribir a máquina. Podemos distinguir dos formas básicas de hacer esta actividad: escribir con un dedo de cada mano y mirando al teclado y escribiendo con todos los dedos y sin mirar a las teclas. En la primera forma se escribe sin método, con mucho movimiento de las manos y bajo número de pulsaciones por minuto. El que escribe con todos los dedos aprendió con método, sus pulsaciones son mucho más altas y es probable que supere al anterior en cualquier oposición a la que se presenten. Lo mismo ocurre con el estudio: se puede estudiar con un sistema personal o siguiendo unas técnicas de estudio que han sido experimentadas y con una validez contrastada en muchos estudiantes. Para conseguir estas técnicas o estrategias es conveniente asistir a un curso específico que suelen impartir los Departamentos de Orientación de los Institutos y Colegios. Para los estudiantes que tienen acceso a un ordenador, pueden seguir este curso con un programa informático sobre este tema, como el que se describe ampliamente en la página web de Aplicaciones didácticas: http://www.aplicaciones.info El objetivo de estos cursos es conocer las técnicas y llevarlas a la práctica para estudiar con eficacia y conseguir la necesaria autonomía personal en el estudio. En estos cursos se suelen tratar estos temas: 1. Elaboración de un horario de trabajo semanal o diario. Este horario debe ser sobre todo factible, estar adaptado a las circunstancias cambiantes y cumplirse de forma más o menos regular. 2. Lectura comprensiva del texto. Nunca se debe aprender de memoria algo que no se comprende perfectamente. Para ello habrá que leer atentamente el texto las veces necesarias hasta conseguir un nivel de comprensión satisfactorio. Si no se entiende alguna palabra, acudir al diccionario. 3. Subrayado de las ideas más importantes. Se marcarán con color rojo, azul, lápiz, rotulador o marcador fluorescente las palabras clave o las frases más significativas de las ideas principales del texto. 4. Esquemas. Una vez subrayadas las ideas principales es necesario organizarlas mediante el resumen, el esquema (numérico o mixto) o el cuadro sinóptico. Es conveniente que el estudiante sepa hacer con soltura estas formas de estructurar las ideas principales, y más tarde le será de gran ayuda a la hora de retener y recuperar la información. 5. Memorización. En esta fase hay que retener el esquema, resumen o cuadro sinóptico que se ha hecho de la lección. Para comprobarlo tapar el texto y repetirlo las veces necesarias hasta que se domine perfectamente. Se trata de retener las ideas no las mismas palabras. Conviene hacer varios repasos antes del examen. 6. Preparación de exámenes. Además de memorizar las ideas hay que saber expresarlas tanto de forma oral como escrita. En los exámenes conviene seguir estas indicaciones: leer con atención las preguntas, elaborar un pequeño esquema de uso personal, procurar contestar con frases bien construidas, usar todo el tiempo disponible y emplear el que sobre en repasar la ortografía. Para aprender a estudiar no basta con conocer las técnicas descritas y otras que se relacionan en los cursos, es necesario ponerlas en práctica diariamente en todas las asignaturas posibles hasta conseguir el hábito de aplicarlas con naturalidad. La combinación de teoría y práctica hará que mejore el rendimiento escolar. Motivar y enseñar a estudiar El estudio diario de los hijos requiere motivación habitual por parte de los padres. Una de las mejores motivaciones para el estudio es saber estudiar. El estudiante que sabe estudiar entiende lo que estudia, sabe captar lo esencial de cada tema y es capaz de expresarlo de forma sintética; convierte el contenido de cada libro en una serie de respuestas para las preguntas que formula previamente. Este estudio activo, reflexivo, dialogado, está lleno de retos y de descubrimientos personales. Es, además, un estudio con rendimiento, con buenos resultados en relación con el tiempo empleado. Todo ello es estimulante para quien lo realiza. Por el contrario, el estudiante que no sabe estudiar aprende de forma memorística (recordar y repetir lo estudiado de modo literal y sin comprenderlo). Además, estudia de una forma pasiva (no subraya, no hace preguntas, no consulta el diccionario, no hace esquemas…). En estas condiciones no obtiene rendimiento del tiempo empleado y el estudio se convierte en una tarea mecánica, sin sentido, y, por lo tanto, nada gratificante. Enseñar a estudiar a los hijos es enseñarles a leer de modo comprensivo los temas que estudian, de forma que se enteren de lo que allí se dice. Para ello es útil hacerles preguntas de comprensión de lo leído (y no simplemente de recuerdo de los datos). La lectura comprensiva se facilita mejorando el vocabulario de quien lee. De ahí la conveniencia de fomentar en los hijos el uso del diccionario como recurso en el estudio habitual, y de enseñarles a manejarlo correctamente. Es fundamental también enseñar a los hijos a encontrar la idea principal de cada párrafo y a subrayarla correctamente. Las ideas subrayadas serán la base para que los hijos elaboren un esquema de cada tema estudiado. La técnica del esquema sirve para todo tipo de asignaturas. Su elaboración hace de cada tema una sesión de estudio activo y reflexivo. Los esquemas son, además, muy útiles para el estudio de repaso, porque centran en lo fundamental y en muy poco tiempo. También son una ayuda importante en el momento del examen, en cuanto favorecen el recuerdo de las ideas y la relación entre las mismas. En cuanto al método de enseñar a estudiar, es aconsejable recurrir más a la práctica que a la teoría (por ejemplo, enseñar a subrayar, subrayando el tema del día). También conviene no imponer una determinada forma de estudiar, adaptándose, en cambio, al estilo de cada hijo. Aun cuando la enseñanza de éstas y de otras técnicas de estudio corresponde también a los profesores (enseñar es enseñar a aprender), la orientación de los padres es un complemento necesario, sobre todo porque las sesiones de estudio personal y la realización de los deberes escolares suele hacerse en el hogar. En el momento en el que surgen las dudas y las dificultades quienes están presentes son los padres, y no los profesores. Y todo ello, sin olvidar que esta orientación del estudio es ocasión para el trato personal entre padres e hijos y para el logro de objetivos relacionados con la educación de la inteligencia y con la educación de la voluntad. Pero los padres no deben orientar en todo. A veces la mejor ayuda será aconsejar al hijo que comente el problema surgido con un profesor, con un hermano mayor o con un amigo. Los padres que estimulan a sus hijos en el trabajo de estudiar valoran más el esfuerzo que los resultados obtenidos: – Prefieren alabar lo que los hijos hacen bien que criticar lo que hacen mal; – exigen de forma realista y comprensiva (de acuerdo con la capacidad de cada hijo y sin hacer comparaciones entre los hermanos); – evitan las ayudas innecesarias; – saben aconsejar sin imponer su punto de vista; – premian en ocasiones (y no sólo materialmente) el trabajo bien realizado. Uno de los factores que más estimulan a los hijos es la preocupación habitual de sus padres por este tema (siempre que no sea excesiva y que no se convierta en una obsesión por las calificaciones escolares). Es motivador para los hijos que sus padres hablen periódicamente con los profesores y tutores, con el fin de intercambiar información sobre lo observado en casa y en el centro educativo. También para establecer criterios y objetivos de mutuo acuerdo. Para los hijos es estimulante el ejemplo de los padres que leen y estudian; el esfuerzo de los padres para que en casa exista ambiente de estudio; la ayuda de los padres con respecto a las dificultades que surgen en el estudio diario. ELOGIAR EL ESFUERZO EN EL ESTUDIO ES UN ESTIMULO RENTABLE

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